Dulzor para nutrir nuestras emociones

Dulzor para nutrir nuestras emociones

¿A qué llamamos alimento nocivo?

 

Al alimento que puede causar enfermedad a nuestro cuerpo. El azúcar lo es: no tiene vitaminas ni minerales, solamente calorías refinadas, nos crea adicción, nos desmineraliza… nos daña la salud.

Los carbohidratos del azúcar no son digeridos completamente y se transforman en ácidos tóxicos que se acumulan en el sistema nervioso y el cerebro. Interfieren con la oxigenación de las células, que dejan de funcionar o mueren, siendo el comienzo de enfermedades degenerativas.

El azúcar blanco de mesa (sacarosa), está compuesto por glucosa y fructosa al 50% y se obtiene de la remolacha azucarera o de la caña de azúcar. Su refinado se crea con altas temperaturas y sustancias como la cal, el dióxido de azufre, el ácido fosfórico, etc. Aunque no quedan residuos de estas sustancias en el azúcar, sí producen un enorme impacto medioambiental, contaminan el aire, ocasionan un enorme gasto de agua y numerosos vertidos de residuos.

El problema no es la fructosa de las frutas y de las verduras, ya que al comer estos alimentos, además de la fructosa, también ingerimos fibra, vitaminas y otros nutrientes que ayudan a equilibrar la sobrecarga que produce en el metabolismo. El problema es la fructosa sintetizada que se añade y que ingerimos involuntariamente.

Actualmente la industria alimentaria añade a todos los alimentos, entre sus ingredientes: azúcar, glucosa, lactosa, maltosa, galactosa, dextrosa, fructosa, sacarosa, sirope de maíz, sirope de glucosa, azúcar invertido, sucrosa, etc.

Cuando tomamos azúcar nuestro páncreas produce la hormona llamada insulina para poder quemarlo y que el cuerpo la utilice como fuente de energía. Este mecanismo se produce gracias a otra hormona la leptina, hormona de la saciedad, que manda al cerebro la sensación de estar llenos. Es muy importante comer despacio para que la leptina pueda mandar el mensaje desde nuestro sistema digestivo al cerebro.

Pero el azúcar impide que la leptina llegue al cerebro provocando exceso de trabajo al páncreas hasta su agotamiento, es decir, se debilita, almacena grasa, que no solo hace engordar, si no que también afecta al corazón, al hígado, aumentan las posibilidades de cáncer, se desarrolla el síndrome metabólico, produce hiperactividad, estrés, impaciencia.

Consumir azúcar constantemente produce una resistencia a la insulina, falla el almacenaje de glucosa sobrante, queda permanentemente elevada en sangre y se produce Diabetes tipo II.

Cuando penetra en nuestro organismo, para equilibrarse absorbe de nuestro cuerpo principalmente minerales (calcio, hierro, fósforo, magnesio) y vitaminas del grupo B, provocando desmineralización.

Actualmente los niños a diario consumen bollería industrial, bebidas azucaradas, chucherías, helados, chocolate, que produce una reacción parecida al café: debilita el sistema nervioso y el sistema inmune. Comen más alimentos procesados y menos alimentos naturales y comida casera (y mucho menos ecológica).

Cada vez están más hiperactivos, irritables, histriónicos, descentrados, con exceso de peso, sufren de colesterol, diabetes e incluso de estrés. No es de extrañar con la alimentación y forma de vivir tan estresante que llevamos y en consecuencia llevan.

Alternativas saludables a tanta comida basura dulce son:

  • Frutas desecadas (pasas, orejones, dátiles…)
  • Frutos secos (almendras, nueces, avellanas…)
  • Fruta fresca o cocinada.
  • Hortalizas como la calabaza y el boniato (son dulces, no crean adicción y nutren).

 

¿Por qué necesitamos tanto el dulzor en nuestra vida? ¿cómo obtenerlo?

 

Un motivo es la falta de dulzor natural en nuestra comida diaria. Otro sería la falta de dulzor en nuestras vidas.

Además de preparar dulces y postres saludables, también hay que usar a diario cereales integrales de grano entero, legumbres, verduras redondas y de raíz, que nos aportan su dulzor natural y reducir/eliminar especias fuertes, vinagres, exceso de sal, exceso de aceite.

Usar otro tipo de endulzantes, como la miel de arroz, sirope o melaza de cebada, jugo concentrado de manzana, stevia, frutas secas.

Cocinar compotas de frutas,  cremas de verduras dulces, legumbres con verduras redondas y de raíz que nos proporcionan el sabor dulce, carbohidratos de calidad obtenidos por cereales integrales, suficiente aceite de 1ª presión en frío y ecológico.

Distintos tipos de cocciones: vapor, salteados largos, estofados, hervidos, cremas, presión… Cocina con tiempo, poca agua y fuego bajo crean un dulzor en hortalizas, así nuestro plexo solar lo recibe y hace que no necesitemos tomar dulce convencional.

En la Medicina Tradicional China, el sabor dulce se asocian a los órganos del estómago, bazo y páncreas (plexo solar), que tienen relación directa con nuestra parte emocional.

Siempre que nos sentimos mal emocionalmente tomamos dulce, pero de vibración rápida como el chocolate, un pastel.. El efecto es rápido, per también poco duradero y seguimos necesitando de más alimentos de este tipo. Así es como tapamos nuestra necesidad de dulzor, pero no la solucionamos: incluso la aumentamos y creamos ansiedad.

Hay que crear dulzor con nuestro estilo de vida, hábitos y actitudes mentales. Pensamientos positivos crean emociones positivas. Necesitamos confianza en nosotros mismos, cuidarnos y valorarnos, conectar con nuestro propio dulzor.

“Necesitamos dulzor en todos nuestros cuerpos (físico, mental, emocional), para así no necesitar llenar el vacío con comida y mucho menos de calorías vacías y azucaradas”.

 

 

 

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