Estrés y emociones

Estrés y emociones

La mayoría de nosotros cuando sufre de un dolor solemos tomar un analgésico que nos lo quite, pero no nos planteamos ir a la raíz del síntoma, así estamos semana tras semana tomando lo que creemos una solución y en realidad simplemente estamos haciendo un camuflaje que nos impide saber la realidad del porqué nos sucede.

La primera manifestación del estrés suele ser dolor de cabeza, si tomamos un analgésico por supuesto que se nos va, pero como vivimos en ese continuo estrés, esa tensión nos vuelve a producir dolor de cabeza o erupción o problema digestivo… Cada uno, una manifestación física distinta pese a ser el mismo estrés y tensión en la que vivimos.

Si no lo tratamos en el  inicio, los síntomas pueden volverse crónicos y pueden aparecer nuevos como insomnio, pérdida o aumento de peso, dolor muscular especialmente en la espalda y las piernas, sensación de agotamiento, lentitud de pensamiento, falta de energía.

Y si continuamos ignorándolo, los síntomas pueden convertirse en una enfermedad que puede llegar a necesitar medicación más fuerte e incluso cirugía.

Con tanto estrés continuado el cuerpo acaba no diferenciando que es lo que causó ese primer estrés: pequeñas peleas con tu pareja a diario, experiencia de abusos en la infancia, sentimientos de frustración constantes, el recuerdo de un accidente, alimentación con exceso de carne cargada de químicos y grasas…..

El cuerpo no sabe que le causó el estrés, lo único que sabe el cuerpo es sentir el estrés.

Los investigadores Doc Childre y Howard Martin, hacen una excelente definición sobre él:

«El estrés es la respuesta del cuerpo y la mente ante toda presión que rompa su equilibrio normal. Ocurre cuando nuestra percepción de los hechos no coincide con nuestras expectativas y no podemos manejar nuestra reacción ante la desilusión. El estrés, esa reacción no controlada, se expresa como resistencia, tensión, angustia o frustración, que rompe nuestro equilibrio fisiológico y psicológico y nos saca de sintonía. Si nuestro equilibrio queda roto durante mucho tiempo, el estrés es incapacitante. Nos vamos apagando emocionalmente a causa de la sobrecarga, y eventualmente enfermamos.»

La persona vive la emoción como reacciones químicas en el cuerpo y el cerebro. Estas reacciones ocurren tanto a nivel de órganos ( corazón, estómago…) como a nivel de las células corporales.

Un estudio de la Clínica Mayo llegó a la conclusión que las enfermedades cardiacas tenían gran relación con el estrés psicológico, llegando al infarto, paro cardíaco e incluso la muerte.

¿Porqué a mí? ¿Cómo he podido contraer ésta enfermedad? ¿Porqué, porqué, porqué?

Es muy fácil, no te tocó por sorteo, ni por herencia, te tocó por tu estilo de vida. Trabajaste hasta la extenuación, a un ritmo superior del que tu cuerpo podía, discusiones, problemas, insatisfacciones, traumas, comiendo de cualquier forma, mal durmiendo pocas horas, te llenaste de responsabilidades, más de las que a veces podías, y claro siempre desde el prisma de «así es la vida». No es cierto, la vida es la que tu quieras que sea, no importa que los demás tengan lo que tu no puedes permitirte si no es sacrificando tu salud, eso no es vida ni salud.

El cerebro produce unas determinadas células que envía a las células nerviosas de todo el cuerpo. El cerebro «habla» con las células del sistema inmunológico, éstas a su vez se comunican a la vuelta con el cerebro, utilizando a esas determinadas células que llegan a todo el cuerpo y éste interpreta percepciones como enojo, miedo o depresión  disparando miles de reacciones químicas y físicas hiper estimulando los nervios de todo el cuerpo incluidos nuestros órganos y tejidos (se acelera el ritmo cardíaco, se estimula el colon produciendo diarrea, se suda, se dilatan los bronquios etc.).

Vivir en constante estrés emocional, hace que las hormonas de adrenalina/cortisol y fatiga/descanso se bombeen incesantemente al torrente sanguíneo, produciendo unos efectos muy dañinos en el cuerpo, por ejemplo se elevan los triglicéridos y los niveles de azúcar en sangre, se forman placas, más colesterol, pérdida de masa ósea, dificultad para memorizar, se acidifica el cuerpo, finalmente el cuerpo comienza a desgastarse y dañarse a si  mismo, afectando a tejidos y órganos y produciéndose las enfermedades.

Hoy en día vivimos en un estrés continuado no solo las personas mayores, también los jóvenes. Ellos no se libran de la mononucleosis, de resfriados continuados, estados de excitación, ansiedad, miedos….comienza a ser ya hasta habitual y normalizado padecer estos síntomas o pequeños problemas de salud, que más tarde se convertirán en toma de ansiolíticos, antidepresivos, anticolesterolemiantes….

Nuestra cultura actual está enfocada a  buscar placer externo compras compulsivas, juego, drogas… es un bombardeo constante. Hace que se esté buscando continuamente cosas nuevas que sobre estimulen, convirtiéndose en pura adicción.

Tanto el gozo intenso como la pena intensa ejercen un estrés físico. Las emociones que más dañan son la ira, la falta de perdón, la depresión. el enojo, la preocupación, la frustración, el miedo, la pena y la culpa.

El estrés no tiene que ver tanto con lo que sucede sino con la percepción que se tiene de lo que sucede. El nivel del estrés tiene que ver con lo que la persona cree. Es decir lo que uno considera estresante otro puede no considerarlo. Por ejemplo a ti te puede dar placer organizar una fiesta para cuarenta personas y a mi me produce estrés una cena para cinco. La clave está en lo que creemos.

Hay quien muere de un infarto por tocarle la lotería, cómo puede ser que una alegría acabe así. Tanto una alegría como una pena profunda comparten características similares. La ira y el gozo extremos tienen efectos diferentes en el sistema inmunológico sin embargo en el sistema cardiovascular los efectos son muy parecidos, esto está en el vínculo entre las emociones que sentimos y como nos sentimos físicamente. Puedes haber soñado algo que te sucedió hace tiempo y levantarte con la sensación como si lo acabas de vivir. El cerebro no distingue realmente si el recuerdo es reciente o del pasado. Solamente de pensar en algo doloroso emocionalmente, puede hacer que el cuerpo responda como si estuviera sucediendo. Cuanto mas vivimos las penas y heridas, más estrés desarrollamos. El cuerpo sufre tanto que se puede crear una enfermedad después de meses y años reviviendo lo que nos hizo daño.

Un estrés prolongado produce una bajada inmunológica y puede llegar a manifestarse en alergias a alimentos, enfermedades autoinmunes o cáncer.

Si, cáncer, porque las células del sistema inmune son la primera defensa en contra de las células cancerosas, de los virus, de las bacterias y hongos. Al producirse una bajada de éstas, que son las que atacan a las células cancerosas, es cuando ellas logran reproducirse. Es el cerebro el que activa la respuesta inmunológica del cuerpo, y puede disminuirla dando paso a una proliferación de células cancerígenas o activarla demasiado atacando no solo células enfermas sino también sanas, produciéndose la enfermedad inflamatoria autoinmune.

¿Quién es el causante de esta desregulación del sistema inmunológico?, el estrés es uno de los principales factores.

Cuando guardamos continuamente emociones tóxicas, sentimientos no expresados, llega un momento de saturación y un desbordamiento enviando señales en forma de dolor o enfermedad, por eso hay que llegar a la raíz del problema que causa el estrés, pararse en pensar que es lo que realmente se desea para sentirse emocionalmente feliz, que es lo que realmente te importa en la vida. Una vez que se modifica el pensamiento, sentimiento o emoción, nuestro cuerpo sana.

Para que esperar hasta producirse una enfermedad o llegar a la vejez para vivir como quieres vivir y poder tener una vida emocional satisfactoria que produzca salud. En nuestra mano está hacer el cambio.

 

 

 

 

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