Lácteos ¿sí o no?

Lácteos ¿sí o no?

La gran polémica en los últimos tiempos: los lácteos.

Por un lado, hay mucho arraigo de consumo en nuestra cultura por la idea de que es un alimento muy completo y necesario para proveernos del calcio necesario para nuestros huesos; por otro, que no se puede digerir bien, fermentando en nuestros intestinos y produciendo gases, inflamación, alergias etc., y  por último, una cuestión de ética.

Si bien es cierto que siempre hemos tomado leche y derivados de ésta, también es verdad que nuestros antepasados lo hacían en poca cantidad porque era la leche sobrante de la cabra, oveja o vaca después de alimentar a sus crías, y además los animales vivían en libertad, comiendo pastos y pariendo cuando la naturaleza lo marcaba.

El problema comienza con la industria, cuando únicamente se preocupa de ganar dinero y comienza a tratar a los animales como pura mercancía, no respeta sus ciclos de procreación y los insemina artificialmente, alimentándolos con piensos compuestos y manteniéndolos estabulados. Muchas veces en estados totalmente lamentables, hacinados, sucios, sin el más mínimo atisbo de humanidad hacia seres vivos que sienten.

Se desteta a los terneros prematuramente para que no beban la leche de la madre y así poderla vender. Las vacas al ser ordeñadas artificialmente sufren de mastitis, esas heridas se les infectan, se llenan de pus y tratan a la vaca con antibióticos. En el filtrado de la leche no desaparecen por completo los restos del antibiótico, ni del pus, ni de la sangre. Esto es legal siempre que no se pasen ciertos límites.

Se pasteuriza la leche a altas temperaturas para evitar que no nos lleguen infecciones. En este proceso se desnaturalizan las proteínas, se oxidan los ácidos grasos y se pierde gran parte de su valor nutricional.

Esto parece pura demagogia ética, pero lamentablemente estamos tomando un producto poco sano, perjudicando a nuestros cuerpos físico y emocional y perjudicando a los animales.

Bebemos sufrimiento, dolor, tristeza…no hay que olvidar que  “los animales son seres vivos que sufren y padecen”.

 

Por qué la leche y derivados no son saludables

 

Además de esta parte ética y moral, existe la de nuestra salud. Voy a explicarte algunos puntos que te hagan reflexionar sobre si debes o no tomar lácteos.

Descalcifica

Se ha extendido la creencia que la leche es la principal fuente de calcio y es todo lo contrario: cuando se bebe leche se orina calcio.

Las cifras más altas de osteoporosis o anemia están en los países que más la consumen: países nórdicos y Estados Unidos. Sin embargo, en donde menos se consume, como Asia y África, es dónde menos descalcificación hay.

La leche contiene calcio y fósforo, y la proporción de estos dos minerales es diferente en la leche humana y en la de la vaca. En ésta es tan superior que para poder metabolizar ese fósforo, nuestro organismo consume más calcio, por lo que utiliza las reservas que tenemos en los huesos y dientes.

Acidifica

Un buen pH de la sangre está sobre 7,4 . Por debajo de 7 es ácido y por encima de 7 es alcalino.

Neutro sería 7 por lo tanto 7,4 es un neutro ligeramente alcalino.

Cuando tomamos alimentos que nos acidifican, como es el caso de la leche, el organismo hace lo necesario para mantener el pH equilibrado, y una de las soluciones es liberar a la sangre los minerales de calcio y magnesio que tenemos almacenados en huesos y dientes. Por tanto, tomar leche acidifica, y para contrarrestar esta acidificación, nos descalcifica.

Mucosidad intestinal e inflamación

La caseína, principal proteína de la leche, es la que hace que nos guste tanto consumir lácteos.

Después de ser digerida se convierte en casomorfina, una sustancia que nos induce al sueño. Muchos adultos, al igual que los niños, se toman un vaso de leche antes de dormir, creando así una adicción láctea.

La leche de vaca contiene mayor cantidad de caseína que la leche humana, y en el queso aún es superior, por eso nos es más difícil dejar de consumirlo. La leche de vaca está hecha para los terneros y no para nuestros bebés, y menos para nosotros, los ya adultos. Todas estas caseínas no digeridas sobrecargan el hígado, fermentan en los intestinos produciendo mucosidad intestinal e inflamación, asma, enfermedades respiratorias, rinitis, sinusitis, otitis infantiles, reacciones alérgicas, etc.

IGF-1: la hormona del crecimiento

La leche de vaca está diseñada por la naturaleza para alimentar a su bebé, el ternero, el cual debe desarrollar muy rápido huesos y músculos, mientras que el bebé humano desarrolla el sistema nervioso. De ello se deduce que el bebé humano y el bebé vacuno no tienen las mismas necesidades.

La caseína produce una elevación de IGF-1, la hormona del crecimiento, que produce el crecimiento del lactante más rápido, y también la multiplicación celular, aumentando el riesgo de algunos tipos de cáncer.

Molestias digestivas e intolerancias

Necesitamos una enzima, la lactasa, que es la que ayuda a digerir y descomponer la lactosa (un azúcar doble, un disacárido). La fabricamos durante la infancia desde el destete hasta los 3 años y dejamos de fabricarla, como todos los mamíferos, cuando deja de ser necesaria.

Somos el único mamífero que no se desteta de adulto, seguimos tomando leche, forzamos al cuerpo a seguir fabricando lactasa, pero lo conseguimos en niveles muy bajos, insuficientes. Así es como comienzan las molestias digestivas y las intolerancias a los lácteos.

Tomar leche sin lactosa supone seguir teniendo los problemas de la caseína y además la industria somete a la leche a un proceso químico para quitar la lactosa que genera tóxicos, se pierde valor nutricional, y sube el índice glucémico, por lo que tampoco es conveniente para los diabéticos.

Enfermedades autoinmunes

Como no se acaba de digerir  la lactosa, sus cristales fermentan en los intestinos dando lugar a un aumento de levaduras y hongos, como las conocidas Cándidas, las cuales acaban agujereando las paredes del intestino al pasar por entre las microvellosidades intestinales y produciendo el síndrome del intestino permeable. Esto hace que la lactosa pase a sangre como disacárido y no como monosacárido. Nuestro sistema inmune no lo reconoce y reacciona produciéndose la enfermedad autoinmune.

 

Lo más importante para evitar la deficiencia en minerales es mirar la causa que provoca ese desmineralización

 

Causas que nos acidifican la sangre, haciendo perder minerales (entre ellos el calcio), afectando a los huesos, los dientes, sistema nervioso y debilitando el sistema inmune:

  • El consumo de grasas saturadas (carnes, embutidos, todos los lácteos y quesos duros).
  • Alimentos como el alcohol, vinagres, estimulantes (café, té…), azúcares refinados de asimilación rápida, chocolate, pastelería, levadura, bollería, lácteos blandos (leche, yogur, kéfir, mantequilla, leche y yogur de soja, tofu crudo, bebidas azucaradas y gaseadas, aditivos, exceso de frutas tropicales y solanáceas (patata, berenjena, pimiento, tomate), exceso de acelgas, espinacas, champiñones.
  • Exceso de crudos: las frutas y las verduras nos aportan vitaminas y fibra, pero su elevado contenido en líquidos diluye nuestros minerales y enfría los riñones cuando hacemos un excesivo consumo.

Los riñones, que son los encargados de regular el equilibrio de sodio y potasio, también son los encargados de regular la densidad de nuestros huesos, el cabello y las uñas. Se debilitan con el exceso de alimentos crudos, fríos, azúcares…(se acifica la sangre y nos desmineralizamos), pero también con el estrés, la falta de ejercicio, la falta de contacto con la naturaleza.

 

Si te preocupa cómo obtener calcio, hay alimentos que contienen mayor cantidad de éste que la leche:

  • Semillas de sésamo, de girasol, de calabaza.
  • Col rizada, col Kale, berros (en general las hojas verdes).
  • Las legumbres.
  • Las algas.
  • Las almendras.
  • Si tomas pescado, un buen caldo con las espinas, un estofado….

 

Leche de vaca……………….118 mg de calcio por 100 gr

Sésamo………………………..1160 mg       »                »

Almendras……………………240 mg        »                »

Algas……………………………800 a 1400 mg            »             según la variedad

 

Si necesitas ese líquido blanco y dulce que te recuerde a la leche, existen otras alternativas a la leche animal, las leches vegetales ecológicas: de arroz, almendra, mijo, quinoa….nutritivas, digestivas, sin colesterol, ni lactosa, ricas en vitaminas y minerales, bajas en sodio y calorías, ricas en fibra… y muy bien toleradas.

 

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